El historiador peruano Francisco Quiroz desarrolla la presencia y el desenvolvimiento de talleres artesanales en la Lima virreinal de los siglos XVI-XVIII. Las relaciones estamentales, de casta, de organización gremial y de condiciones laborales toman protagonismo para el autor; dando luz sobre el mundo del trabajo urbano limeño colonial.

Quiroz estudia la presencia de la mano de obra artesanal en Lima por medio de la identificación de castas en la producción de bienes urbanos. Para el autor existió una distinción estamental al momento del éxito económico y el apoyo burocrático para algunos rubros de la industria, sin embargo hubo excepciones que merecen una mención.

Desde la demografía y la población de Lima se puede observar una diversidad de castas en la colonia, y por la tanto, en el ámbito artesanal (esencialmente en la confección). Españoles, indígenas, esclavos negros y otras razas participaban de la producción laboral de objetos de necesidad principalmente urbana.

La organización gremial se basaba en modelos peninsulares pero con diferencias notables que surgieron de su adaptación al Nuevo Mundo. Para empezar, existía una jerarquización de los roles gremiales y de producción. Maestro, oficial y aprendiz; el maestro podía ser de cualquier casta pero la procedencia española y la indígena era la preponderante. Cada casta tenía una especialización y muchas veces se veía con malos ojos la “involucración” de otros estamentos ajenos al dominante.

La relación maestro-aprendiz era arcaica y no tenía en su conformación algunas normas económicas. El padrinazgo y el liderazgo patriarcal era la norma dentro de un oficio, resultando muchas veces en explotaciones laborales (desde nuestro lenguaje, pues en ese entonces no había noción de esto) y en una relación de dependencia. Los contratos eran informales (orales), siendo algunos pocos notariados generalmente por la entrega de jóvenes aprendices o esclavos para que aprendan una labor o en forma de reprimenda/castigo.

La remuneración rara vez era hecha con dinero, imponiéndose el pago en especias o en servicios. Los aprendices se debían a sus maestros y viceversa, habiendo un contrato de fidelidad entre ambas partes pero jerárquica con el maestro.

El mundo del trabajo en la Lima colonial fue complejo y cambiante respecto al tiempo. Había una clara predominancia del español en algunos oficios artesanales, pero no se debe obviar la presencia de indígenas y esclavos como otros actores presentes en esta realidad. Las formas de reflotación de mano de obra y su manejo tienen resabios medievales, siguiendo los modelos del gremio y un contrato oral que condicionaba al maestro (como dominante) y al aprendiz.

Las características de la ciudad de Lima son fundamentales para comprender los talleres artesanales urbanos coloniales. El desarrollo de estas relaciones de producción pre capitalistas impulsa nuestra atención, tal vez con nuevos enfoques historiográficos.

Referencia bibliográfica

Quiroz, F. (2019). “Aprendiendo juntos: Indios, negros libres y esclavos en talleres de Lima colonial”. En R. Barragán, A. Villanueva, & C. Machicado (Eds.), Trabajos y trabajadores en América Latina (siglos XVI-XXI) (pp. 281–312).